Nacionalismo valenciano: viva imagen del nacionalismo catalán.

25.03.2016 23:30

Nacionalismo valenciano, viva imagen del nacionalismo catalán.

Seguramente nos estemos haciendo muchas preguntas acerca de lo que está ocurriendo actualmente en nuestra bien amada Comunidad Valenciana pues podemos observar incesantes cambios y todos relacionados con la imposición de una lengua, la valenciana, a la par de una clara discriminación de la otra lengua cooficial en Valencia, el castellano, hablado por gran parte del mundo.

Este es el comienzo del separatismo o nacionalismo valenciano.

Cuando llego a mis preguntas ¿por qué restar y no sumar? ¿por qué no compartir banderas al igual que lenguas? ¿por qué sesgar y reducir nuestra riqueza cultural e ideológica? ¿por qué generar un panorama de discriminación y enfrentamiento entre sus habitantes en todos los ámbitos posibles, incluyendo a los niños en sus aulas, los cuales ya hablan de “los valencianistas” y de “los españolitos”? Niños de corta edad, estudiantes de mediana edad con todo un mundo por delante… No, no es comprensible. De manera que, llego a una conclusión que responde a todas estas preguntas: EL ODIO.

Buscando información para poder mejor comprender ESTE ODIO, esta situación, con el fin de poder contrarrestarla con pensamientos y hacerlos extensivos a mis allegados con la intención de crear un círculo de conversación de crítica constructiva y paliar esta desenfrenada, absurda situación, he encontrado este documento basado en el libro de Jesús Laínz, autor de España contra Cataluña. Historia de un fraude” (Ed. Encuentro), calificado como libro imprescindible para entender lo que está pasando con el separatismo catalán, que en definitiva es el espejo de lo que se está desencadenando en Valencia.

El separatismo o nacionalismo es el resultado de los efectos de un obvio adoctrinamiento incesante.

Es necesario que nos informemos del trasfondo real que reside en esta OBSESIÓN por la implantación de una única lengua oficial en Valencia: el valenciano, desacreditando el castellano y proyectando la imagen de una España opresora y retrógrada, haciendo de los valencianohablantes sus soldados efectivos y eficientes en esta falacia de los separatismos, situación antiquísima en nuestro país, España.

Este es el grito que pretenden que se emita por todas las calles valencianas: Adiós España.

Siguiendo con el resumen del contenido del libro arriba mencionado, llego a esta frase: “A España nadie la insulta mientras haya un catalán”.

Se trata de uno de los versos que podían leerse en las octavillas que los barceloneses pronunciaban con la entrada triunfal de los voluntarios catalanes encabezados por Prim a su regreso de la Guerra de Marruecos de 1860.

Hoy este grito patriótico en Cataluña ha dejado de tener sentido pues ya son varias décadas en las que en los colegios no se enseña historia de Cataluña sino ideología catalanista.

 

El Bruc, 1808; Gerona, 1809… ¿Por qué nación lucharon los catalanes?

“Guerra de la Independencia”, denominación sustituida desde los años 70 por “Guerra del Francés”. ¡Cómo admitir que la nación por cuya independencia murieron los catalanes de 1808 fue la española! Se trata de una adulteración surrealista y maliciosa de la propia historia de España.

¿Por qué será que a los escolares catalanes no se les habla de Lázaro Dou (diputado provincial por Cataluña para las Cortes de Cádiz, autor de  Instituciones del derecho público de España, con noticia del particular de Cataluña y de las principales reglas de gobierno en cualquier estado y de un conjunto de cartas que forman el Epistolario de Ramón Lázaro de Dou,  contenido en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona en un momento no determinado, posiblemente a principios del siglo XX ni de Antonio Capmany (militar, filósofo, historiador, economista y político español. Fue diputado en las Cortes de Cádiz), cuyo bicentenario se cumplió el pasado noviembre y nadie se acordó de ellos?

 

¿Y los voluntarios catalanes en la guerra de Cuba?

Cataluña fue la primera región española que organizó un batallón de voluntarios para apaciguar la rebelión separatista de 1869. ¿Cuántos catalanes conocen hoy los cuadros que sobre ellos pintaron Ramón Padró i Pedret y Eduardo Llorens i Masdeu? Hoy nadie recuerda que Cataluña fue la región más colonialista, imperialista, belicista y antiseparatista de España. 

Es clara la política monopolista. En aquel entonces comenzaron a circular ideas como la de que los catalanes habían sido conquistados y oprimidos por los castellanos durante siglos; que a catalanes y castellanos les separaba una insalvable incompatibilidad psicológica; que los castellanos, y sobre todo los andaluces, eran de raza inferior por la presencia de una sangre semítica de la que, por el contrario, los catalanes carecen; que la única salvación para Cataluña era la secesión, etc.

 Aquí vemos la semilla de un ODIO infundado.

 

¿Quién ha creado en Cataluña esta atmósfera de odio hacia España?

Para responder a esta pregunta, llegamos a:

Prat de la Riba (político y escritor español, de pensamiento catalanista) el cual escribió que tras la generación del catalanismo literario llegó la segunda fase, pero esta vez, política: “Esta segunda fase del proceso de nacionalización catalana, no la hizo el amor, como la primera, sino el odio”. 

Víctor Balaguer (escritor, periodista y político español, una de las figuras principales de la Renaixença) renegó del catalanismo político en su discurso de los Juegos Florales del año 1900 y lamentó sus “voces de odio y venganza”.

Valentí Almirall (político, periodista, ensayista y abogado español. De ideología republicana y federal, es considerado uno de los ideólogos del catalanismo político.) escribió poco antes de morir que “nada tengo en común con el catalanismo al uso, que pretende sintetizar sus deseos y aspiraciones en un canto de odio y fanatismo” y que “sigan los separatistas por odio y malquerencia los procedimientos que crean que mejor les llevan a su objetivo, pero no finjan, ni mientan, ni pretendan engañarnos. Jamás he entonado ni entonaré Els segadors, ni usaré el insulto ni el desprecio para los hijos de ninguna de las regiones de España”.

Una generación más tarde, Ventura Gassol, consejero de Cultura con Macià y Companys, expresó fervientemente que “nuestro odio contra la vil España es gigantesco, loco, grande y sublime. Hasta odiamos el nombre, el grito y la memoria, sus tradiciones y su sucia historia”. Y Joan Salvat-Papasseit explicó a sus correligionarios que “por lo que respecta al odio, es necesario que os diga esto: no suspiréis por nuestra libertad sin pasar por el odio. ¡Mientras no les odiemos nunca podremos vencerlos! Es necesario, pues, propulsar el odio contra España o dejar de existir”.

Pujol siguió desarrollando la misma estrategia, desarrollando sin pestañear simposios titulados “España contra Cataluña”.

El periódico ¡Nosaltres sols! explicó en 1931 la estrategia a seguir con los niños: “La única solución sería la de instruirlos, algo casi imposible si pasan de la treintena: árbol que creció torcido, difícilmente se endereza. Pero si de las generaciones de ahora no podemos esperar gran cosa, ¿cabe pensar lo mismo de las que llegan y las que vienen? Los niños y los jóvenes son dúctiles como la cera, y adoptan la forma que se les quiera dar”.

Sesenta años después, en 1990, se destapó el documento interno de CiU que diseñaba una sociedad totalitaria al servicio del nacionalismo. Porque, un régimen totalitario también puede nacer de las urnas y escudarse tras ellas.

En el proyecto de CiU de este totalitarismo hay que hacer mención también a la idea de, textualmente,  “incidir en la formación de los periodistas para garantizar una preparación con conciencia nacional catalana; introducir gente nacionalista en todos los puestos clave de los medios de comunicación; conseguir que los medios de comunicación pública dependientes de la Generalidad sean transmisores eficaces del modelo nacional catalán; crear una agencia de noticias catalana de espíritu nacionalista; impulsar el sentimiento nacional catalán de profesores, padres y estudiantes; reorganizar el cuerpo de inspectores de forma y modo que vigilen el correcto cumplimiento de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza; vigilar de cerca la elección de este personal; incidir en las asociaciones de padres, aportando gente y dirigentes que tengan criterios nacionalistas; y velar por la composición de los tribunales de oposición”.

 

¿Podría definirse mejor el totalitarismo?

José Bono (abogado y político español perteneciente al Partido Socialista Obrero Español y anterior presidente del Congreso de los Diputados) reveló recientemente en sus memorias la explicación de Pujol al ministro socialista Francisco Fernández Ordóñez acerca de “la independencia es cuestión de futuro, de la próxima generación, de nuestros hijos. Por eso, los de la actual generación tenemos que preparar el camino con tres asuntos básicos: el idioma, la bandera y la enseñanza”.

¿Qué han hecho mientras los gobiernos españoles, tanto los del PSOE como los del PP, actuando como si no se enteraran de nada cuando no colaborando para que tal sesgo caciquista se produzca en una joven democracia?

Por no hablar de la sistemática vulneración de la ley y las sentencias que ningún gobierno de este Estado de Derecho ha hecho cumplir.

 

¿Es esto reversible?

Hay que contrarrestar el lavado de cerebro masivo, el cual consiste en pensar que “esa idea” es mejor porque es de lo que más se habla sin pasar por el proceso de aprendizaje, el cual se produce tras un razonamiento lógico. De manera que “esa idea” se convierte en un “sentimiento” en un momento dado, el cual desemboca en una pasión, en un ODIO que ha sido exitosamente inoculado.

¿Es posible dar la vuelta a un sentimiento, por muy fraudulenta que haya sido su inoculación? ¿Es posible sacar a alguien mediante la razón de un convencimiento al que no llegó por la misma? Para ello haría falta que el Estado hiciera cumplir la ley, que el debate de ideas sea efectivamente libre y en igualdad de condiciones y que la sociedad catalana y, en el caso que nos ocupa, la valenciana, estén dispuestas a escuchar, razonar y dialogar. ¿Será todo esto posible? El tiempo dirá, aunque ya se están encargando los nacionalistas de actuar con premura, en nuestro caso, el actual gobierno formado por el grupo político de Compromís, réplica de CiU.

¿Es así como queremos vivir en nuestra Valencia?

¿Valencia española o Valencia catalana?